martes, 27 de julio de 2010

RECORDANDO A CADÍCAMO.-

Esto me lo contó un amigo director de cine, quien tenía en preparación el guión de una película cuya música de fondo fueran tangos de Cadícamo, adaptados por supuesto al argumento.

Concertó una entrevista con el músico, que vivía en una hermosa casona de Belgrano, junto a su bella esposa y a su hija Mónica, no tan hermosa, quién interpetaba muy bien en el piano los tangos de su padre, a la par que los cantaba, ya no tan bien.
Cadícamo no frecuentaba el ambiente y vivía practicamente aislado, pero aceptó cambiar ideas con el director, a quien acompañó un joven amigo, cantor y actor en algunas películas, siempre en segunda línea y sin lograr mayor lucimiento, pero que cultivaba la amistad del director pues ambos eran fanáticos del billar, juego que hacía furor por aquella época en la ciudad. Tanto que existía en la Avda. de Mayo un bar llamado "Los 36 billares", lo que en verdad era cierto. Pero igual en ocasiones había que esperar turno para jugar. Pero ésta ya es otra historia.
El caso es que mientras nuestro director, junto a Cadícamo, estudiaban el bosquejo de la película, nuestro galancete mantenía animada charla con Mónica, quien no demoró en cantar junto al piano uno de los famosos tangos de su padre a dúo con el cantor-actor, quien, ligero, concertó una cita una cita con la niña. En tanto Cadícamo daba su conformidad al proyecto, y en términos muy delicados, pedía que su hija interviniera en la película cantando uno de sus tangos. El director, tomado de sorpresa, le respondió que en el argumento no había ninguna escena donde pudiera existir esa posibilidad, más quedó en pensarlo y darle una respuesta, dando fin a la entrevista.
La cuestión no quedó ahí, ya que enterado Cadícamo de los planes de Mónica no tardó en disuadirla, convenciéndola de que el oficio de actor era muy inseguro ya que, si no eran muy conocidos, a veces pasaban largas temporadas sin conseguir trabajo; al respecto le citaba un famoso café, frecuentado en su mayoría por gente del ambiente sin trabajo, donde acudían los productores de películas que andaban en busca de artistas desocupados. Dicho café, que existe aún cerca de la esquina de Lavalle y Ayacucho tenía un nombre que nadie sabía, pues era solamente conocido como "El café del hambre".
El Cachafaz
(Continuará)

lunes, 26 de julio de 2010

Tango moderno

Esto es para que veamos lo que están haciendo con el tango en otros países. Resspetando el clásico 4 x 4 y el característico sol-do clásico del final tanguero. O sea, respetando las esencias. Y no se dirá que los bailarines no "bailan" un tango.

sábado, 24 de julio de 2010

Pequeños mitos porteños

Muchos pequeños mitos porteños surgen de las letras de tango, con frecuencia de las escritas poor Enrique Cadícamo. Las figuras más comunes de esa mitología se refieren al paso del tiempo: el que regresa al barrio y a la casa natal después de veinte años, viejo y fracasado; el reencuentro con la mujer amada de la juventud convertida con los años en una "Bacana" o, a la inversa, en "una vieja mendiga harapienta". Otro mito es el del "trío más mentado", Roberto Cossa describió en El viejo criado la fórmula del "trío"; los tres debían estar juntos durante varios años, hacerse ver en los mismos lugares, con preferencia por las calles del sur, sin pasar de Independencia al norte ni de Entre Ríos al oeste. Tanto era así que una vez el integrante de un trío cruzó Entre Ríos para comprar cigarrillos y se desprestigió. Había que caminar despacio con rostro torvo y hablar poco. Después de un tiempo debían separarse, para que todo el mundo hablara sobre la disolución del trío.

Juan José Sebrelli
Cuadernos

jueves, 22 de julio de 2010

Ahora Magaldi

Prosiguiendo con los recuerdos de El Chachafaz, nos ocupamos hoy de Magaldi. Junto con Corsini, integraban el dúo de lo que se llamaba entonces "cantores nacionales". Esto quería decir que no cultivaban un género determinado, sino que abarcaban todo lo que fuera música nacional: rancheras, valses, milongas, y tangos, claro.

Debo confesar que para mí, tanto Corsini, como Magaldi, fueron cantores que se podrían situar en un mismo nivel que Gardel.
¡Sacrilegio! gritarán al unísono sus fanas. Pero recordemos las palabras de Rilke: "la fama es un montón de malentendidos acumulados en torno de una persona".
No sabría -no me interesa intentarlo-, explicar porqué en esta contienda que ninguno de ellos entabló, prevaleció Gardel.
Corsini y Magaldi eran personas sencillas. Hacían giras por los pueblos del interior, cantando sus canciones, acompañados o no por el infaltable trío de guitarras, cantando de tanto en tanto en las radios; donde los contrataran, en fin. En una de esas giras, cuenta la leyenda, conoció en Junín a Eva Duarte y la invitó a venirse con él a Buenos Aires (quizás ese fue el final de la posible gloria de Magaldi).
Gardel, en cambio, fue a París, a New York, filmó películas, alcanzó la fama que los otros no.
Si fue la pinta, diríamos que no. Miremos a Magaldi, al que vemos en el post anterior; las pintas de Magaldi y Corsini eran comparables a la de Gardel: el mismo pelo engominado, la misma sonrisa, el mismo rostro seductor.
En cuanto a la voz, juzguen ustedes. Aquí tienen uno de sus clásicos: "El penado 14".

martes, 13 de julio de 2010

Corsini - Magaldi (Un recuerdo de El Cachafaz)

La verdad que traer a Corsini al ruedo, me trajo un montón de recuerdos. Era el cantor favorito de la familia. Corsini, y su caballito de batalla, La pulpera de Santa Lucía. Y Magaldi con El penado 14, que rescatamos hoy del arcón de los recuerdos viejos ya olvidados, todos escuchados a toda hora devotamente por mi vieja y Margarita, mi tía. Lo que trae a mi memoria unas cuantas anécdotas que estos temas despertaron. Mi viejo, jefe de no sé qué en la estación Once del ferrocarril, siempre fachero, no sé como se las rebuscaba para obtener ciertos beneficios. Pase gratis en el tren, por supuesto, en la empresa Transportes del Oeste, que tenía entonces 2 líneas: la 3 Liniers-Hurlimghan, y la 6 Liniers-cementerio de Morón. Un abono, gratuito siempre, a un palco en el cine Italia Una, en el que siempre estaba prendida Margarita, y al que asistíamos reverentemente todos los domingos-sección vermouth- Hablo de cuando todavía era cine mudo y acompañaba las acciones un pianista apellidado Ares, al cual mi viejo le mandaba por intermedio del acomodador Montenegro, tambien gomía, un papel con un pedido, que el tipo casi sempre complacía ejecutándolo al ritmo de lo que iba ocurriendo en la pantalla -miren todo lo que vino a mi memoria- me recuerdo, de El prisionero de Zenda, con Ronald Colman, El jorobado de Notre Dame, con Lon Chaney, en cuya proyección yo, que habia ido al baño, al regresar con la sala a oscuras y en una escena de gran terror, refugié mi cara en la pollera de Margarita. Pasado el susto y ya con la sala iluminada, resulta que no era Margarita, le había chingado de palco. Grandes festejos de los mayores y gran bochorno de mi parte, que todavía siento ahora que lo recuerdo. Y el actorazo, gran favorito mío, Paul Muni, en Scarface. Y el recontra pistolero de George Raft, que siempre andaba prendido con Mae West...

Volvamos a Corsini, que aún no termino con él. Un domingo estaba anunciada su actuación en persona. Gran revuelo, y para no perder detalle, llegada anticipada, y nos encontramos apoyado en la boletería al mismo ídolo en persona. Incapaces de saludarlo por la vergüenza, guachos de mierda, me mandan a mí para pedirle un autógrafo, y Corsini, al mejor estilo de la época, me regaló una foto autografiada, que hasta no hace mucho conservaba.
Después vinieron Al Jonson y Shirley Temple, pero esas serán otras historias.
Volviendo por un momento nada más a Corsini, todavía recuerdo estos versos: "compré jazmines, jazmines blancos, y al pedirle a tu parda que te los diera, me miraron las negras de la recova, con cara extraña"...



jueves, 8 de julio de 2010

Un poco de prehistoria

Si bien veníamos siguiendo una secuencia de Los poetas del tango, hoy, para variar, queremos presentar a un predecesor: Juan Maglio "Pacho". Este apodo le viene de que el padre lo llamaba pazzo, que en italiano significa loco. Como no era fácil de pronunciar, los amigos comenzaron a llamarlo Pacho, y ahí quedó.

Esta orquesta es bien primitiva, aunque tiene un gran poder de evocación. Uno se imagina al escucharla los bailongos, los convenitillos, los desafíos entre guapos. Además, de una gran musicalidad, teniendo en cuenta que era sólo un cuarteto: José Bonano (violín corneta), Carlos Macchi (flauta), Luciano Ríos (guitarra de siete cuerdas) y Pacho con el acordeón. Se llamaba pomposamente La orquesta típica criolla de Juan Maglio Pacho.
En las disquerías, la gente entraba y pedía: "dame un Pacho". El vendedor ya sabía.
Escuchémosla.

martes, 6 de julio de 2010

El tango y sus poetas - Pascual Contursi 1888-1932

Pascual Contursi 1888-1932


Se puede decir que Contursi es el primero en introducir en el tango alguna innovación. Evaristo Carriego, hablando de él, lo expresa mejor que nosotros:


"La letra del tango que hasta entonces era sólo coplitas o unos cuantos versos vivarachos, adquirió argumento. Incurrió en exageraciones, se empantanó en temas de abandono, hizo restallar hallazgos cursis, pero una vez decantado el cúmulo de fealdades y errores, pudo dejar en el cedazo logros poéticos inusuales".


En Contursi se dan todos los elementos clásicos del tango, que luego irá tomando otros rumbos argumentales. Pero todavía es temprano, por ahora, siguen siendo el quejoso bandoneón, el barrio Caferata (que existe realmente, en Flores sur), la vuelta al bulín, la ventanita de arrabal. En fin, que los títulos lo dicen todo. Sólo que falta la poesía que pone Contursi, y que distingue a sus obras.


Presentamos hoy uno de sus grandes éxitos, cantado por casi todos los cantores de tango: Mi noche triste. En la ocasión, por Edmundo Rivero, quien trasmite con fidelidad la pena y la desesperanza del protagonista, abandonado por la mina; "percanta que me amuraste", la "catrera que se pone cabrera cuando no nos ve a los dos", expresado en lenguaje bien lunfa, son algunos de los versos que algunas vez conocimos y nunca olvidaremos.


Aquí, además de la letra de Mi noche triste, algunos de los tangos más conocidos de


Contursi:



Bandoneón arrabalero


Caferata


Champagne tango.


De vuelta al bulín


Desdichas


Pobre paica


Flor de fango


Ivette


La cumparsita (si supieras)


La he visto con otro


Mi noche triste


Pobre corazón mío


¡Qué lindo es estar metido!


Ventanita de arrabal






MI NOCHE TRISTE

Percanta que me amuraste en lo mejor de mi vida,
Dejándome el alma herida y espina en el coraz
ón,
Sabiendo que te queria, que vos eras mi alegría
Y mi sueño abrasador,
Para mi ya no hay consuelo y por eso me encurdelo,
Pa' olvidarme de tu amor.

Cuando voy a mi cotorro y lo veo desarreglado,
Todo triste, abandonado, me dan ganas de llorar,
Y me paso largo rato campaneando tu retrato
Pa' poderme consolar.

De noche cuando me acuesto, no puedo cerrar la puerta,
Porque dejándola abierta me hago ilusion que volvés
Siempre traigo bizcochitos pa' tomar con matecitos
Como cuando estabas vos.

Y si vieras la catrera cómo se pone cabrera
Cuando no nos ve a los dos
Ya no hay en el buln aquellos lindos frasquitos
Adornados con moñitos todos de un mismo color,
Y el espejo está empañado si parece que ha llorado
Por la ausencia de tu amor.

La guitarra en el ropero todavia esta colgada,
Nadie en ella canta nada ni hace sus cuerdas vibrar,
Y la lámpara del cuarto tambin tu ausencia ha sentido,
Porque su luz no ha querido
Mi noche triste alumbrar

lunes, 5 de julio de 2010

El tango y sus poetas - Héctor P. Blomberg - 1889-1955

Pensamos que una manera de desarrollar esta esquemática reseña de los poetas del tango, podría ser tomarlos cronológicamente. Sería también una manera de ir viendo cómo evoluciona la temática y la preocupación de los letristas a través de los años.

Comenzaremos con un compositor menos conocido en la actualidad, pero que tuvo su buena fama en su tiempo: Héctor Pedro Blomberg.

Era hijo de una escritora paraguaya, sobrina del mariscal Francisco Solano López En 1912 publicó su primer libro de poemas, La canción lejana. A fines de la década del '20 comienza a desarrollar una poesía y narrativa popular, vinculada con el radioteatro, el sainete y el tango. Escribió obras en las que mezclaban realidad y ficción, ambientadas en las luchas políticas del siglo XIX entre unitarios y federales.

Entre sus obras teatrales exitosas pueden mencionarse Barcos amarrados, La Mulata del Restaurador, La sangre de las guitarras, Los jazmines del ochenta. Esta última fue estrenada por la compañía de Teatro del Aire que encabezaban Pascual Pellicciota y Eva Duarte de Perón.

La amistad con el destacado cantor de tangos Ignacio Corsini lo vinculó al guitarrista Enrique Maciel, con quien escribió gran cantidad de canciones, entre las que se destacan: El adiós de Gabino Ezeiza (milonga), La pulpera de Santa Lucía (vals), La mazorquera de Monserrat(vals), Violines gitanos (tango), Tirana unitaria (tango), La viajera perdida (tango), La que murió en París (tango), Siete lágrimas (canción), La guitarrera de San Nicolás (vals), No quiero ni verte (vals), Los jazmines de San Ignacio (canción), La canción de Amalia (vals), La china de la Mazorca (canción) y Me lo dijo el corazón (tango).

Presentamos la famosa Pulpera de Santa Lucía, cantada, naturalmente, por Ignacio Corsini, acompañado por guitarras, como Gardel en sus comienzos, de quien fue sin duda un antecedor.

Ahí vemos que el tango (el vals, en este caso), no ha entrado todavía en el suburbio, y permanece en una pulpería, entre gauchos y mazorqueros.


jueves, 1 de julio de 2010

El tango y sus poetas (II)


Primero fue la música, el tango instrumental. Luego vino la letra. Al principio éstas se referían a peleas de cafetín, compadritos, puñaladas, mujeres de la vida. Era una poesía primitiva, por veces ingenua.
Con Gardel nace el tango canción, que en realidad tiene poco de tango, ya que el 2 x 4 apenas se vislumbra, pero sirve para que Carlos muestre sus condiciones de cantante. Fue su pareja artística, como autor de las letras, un brasileño que quizás fue el primer poeta del tango: Carlos Lepera. Junto con Gardel, crearon una serie de tango-canciones que tuvieron gran repercusión: El día que me quieras, Mi Buenos Aires querido, Volver, Por una cabeza, Sus ojos se cerraron, Melodía de arrabal, etc.
Lepera era un poeta muy elemental, que se excedía en la sensiblería, y caía por veces en lo melodramático,?pero tenía sus momentos de inspiración. Algunos de sus versos han sido glosados por otros autores, de cuentos, de filmes: "no habrá más penas ni olvido", "volver, con la frente marchita", "las nieves del tiempo platearon mi sien". "sus ojos se cerraron y el mundo siguen andando", "porqué sus alas, tan cruel, quemó la vida". "vendrán caras extrañas con su limosna de alivio a mi consuelo", "en caravanas los recuerdos pasan", etc. Y también por cantantes de otros países y lenguas, que en cambio no se animan tanto con el tango.
Hoy les ofrecemos una muestra de ese tipo de canciones. Melodía de arrabal, que permite apreciar la poesía de Lepera y la siempre inigualada voz del zorzal, en una versión de las preferidas por los puristas: Gardel con guitarra, cuando todavía era el barítono que, después, (mal)aconsejado por los yanquis, se pasó a tenor.
Para quienes gusten cantarla en dúo con el mago, aquí va la letra:


MELODÍA DE ARRABAL
Barrio plateado por la luna
rumores de milonga
es toda tu fortuna;
hay un fuelle que rezonga
en la cortada mistonga.
Mientras que una pebeta,
linda como una flor,
espera, coqueta,
bajo la quieta luz de un farol.
Barrio, barrio...
que tenés el alma inquieta
de un gorrión sentimental

Penas, ruegos…


Es todo el barrio malevo


Melodía de arrabal


Viejo… Barrio...


Perdoná si al evocarte


Se me pianta un lagrimón


Que al rodar en tu empedrao


Es un beso prolongao


Que te da mi corazón


Cuna de tauras y cantores,


De broncas y entreveros,


De todos mis amores,


En tus muros con mi acero


Yo grabé nombres que quiero:


Rosa, la “milonguita”,


Era rubia Margot…


En la primera cita


La paica Rita


Me dio su amor.


ElAlineación a la derecha Malevo

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