RECORDANDO A CADÍCAMO.-
Esto me lo contó un amigo director de cine, quien tenía en preparación el guión de una película cuya música de fondo fueran tangos de Cadícamo, adaptados por supuesto al argumento.
Esto me lo contó un amigo director de cine, quien tenía en preparación el guión de una película cuya música de fondo fueran tangos de Cadícamo, adaptados por supuesto al argumento.
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Muchos pequeños mitos porteños surgen de las letras de tango, con frecuencia de las escritas poor Enrique Cadícamo. Las figuras más comunes de esa mitología se refieren al paso del tiempo: el que regresa al barrio y a la casa natal después de veinte años, viejo y fracasado; el reencuentro con la mujer amada de la juventud convertida con los años en una "Bacana" o, a la inversa, en "una vieja mendiga harapienta". Otro mito es el del "trío más mentado", Roberto Cossa describió en El viejo criado la fórmula del "trío"; los tres debían estar juntos durante varios años, hacerse ver en los mismos lugares, con preferencia por las calles del sur, sin pasar de Independencia al norte ni de Entre Ríos al oeste. Tanto era así que una vez el integrante de un trío cruzó Entre Ríos para comprar cigarrillos y se desprestigió. Había que caminar despacio con rostro torvo y hablar poco. Después de un tiempo debían separarse, para que todo el mundo hablara sobre la disolución del trío.
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Prosiguiendo con los recuerdos de El Chachafaz, nos ocupamos hoy de Magaldi. Junto con Corsini, integraban el dúo de lo que se llamaba entonces "cantores nacionales". Esto quería decir que no cultivaban un género determinado, sino que abarcaban todo lo que fuera música nacional: rancheras, valses, milongas, y tangos, claro.
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La verdad que traer a Corsini al ruedo, me trajo un montón de recuerdos. Era el cantor favorito de la familia. Corsini, y su caballito de batalla, La pulpera de Santa Lucía. Y Magaldi con El penado 14, que rescatamos hoy del arcón de los recuerdos viejos ya olvidados, todos escuchados a toda hora devotamente por mi vieja y Margarita, mi tía. Lo que trae a mi memoria unas cuantas anécdotas que estos temas despertaron. Mi viejo, jefe de no sé qué en la estación Once del ferrocarril, siempre fachero, no sé como se las rebuscaba para obtener ciertos beneficios. Pase gratis en el tren, por supuesto, en la empresa Transportes del Oeste, que tenía entonces 2 líneas: la 3 Liniers-Hurlimghan, y la 6 Liniers-cementerio de Morón. Un abono, gratuito siempre, a un palco en el cine Italia Una, en el que siempre estaba prendida Margarita, y al que asistíamos reverentemente todos los domingos-sección vermouth- Hablo de cuando todavía era cine mudo y acompañaba las acciones un pianista apellidado Ares, al cual mi viejo le mandaba por intermedio del acomodador Montenegro, tambien gomía, un papel con un pedido, que el tipo casi sempre complacía ejecutándolo al ritmo de lo que iba ocurriendo en la pantalla -miren todo lo que vino a mi memoria- me recuerdo, de El prisionero de Zenda, con Ronald Colman, El jorobado de Notre Dame, con Lon Chaney, en cuya proyección yo, que habia ido al baño, al regresar con la sala a oscuras y en una escena de gran terror, refugié mi cara en la pollera de Margarita. Pasado el susto y ya con la sala iluminada, resulta que no era Margarita, le había chingado de palco. Grandes festejos de los mayores y gran bochorno de mi parte, que todavía siento ahora que lo recuerdo. Y el actorazo, gran favorito mío, Paul Muni, en Scarface. Y el recontra pistolero de George Raft, que siempre andaba prendido con Mae West...
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Si bien veníamos siguiendo una secuencia de Los poetas del tango, hoy, para variar, queremos presentar a un predecesor: Juan Maglio "Pacho". Este apodo le viene de que el padre lo llamaba pazzo, que en italiano significa loco. Como no era fácil de pronunciar, los amigos comenzaron a llamarlo Pacho, y ahí quedó.
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Pascual Contursi 1888-1932
Se puede decir que Contursi es el primero en introducir en el tango alguna innovación. Evaristo Carriego, hablando de él, lo expresa mejor que nosotros:
"La letra del tango que hasta entonces era sólo coplitas o unos cuantos versos vivarachos, adquirió argumento. Incurrió en exageraciones, se empantanó en temas de abandono, hizo restallar hallazgos cursis, pero una vez decantado el cúmulo de fealdades y errores, pudo dejar en el cedazo logros poéticos inusuales".
En Contursi se dan todos los elementos clásicos del tango, que luego irá tomando otros rumbos argumentales. Pero todavía es temprano, por ahora, siguen siendo el quejoso bandoneón, el barrio Caferata (que existe realmente, en Flores sur), la vuelta al bulín, la ventanita de arrabal. En fin, que los títulos lo dicen todo. Sólo que falta la poesía que pone Contursi, y que distingue a sus obras.
Presentamos hoy uno de sus grandes éxitos, cantado por casi todos los cantores de tango: Mi noche triste. En la ocasión, por Edmundo Rivero, quien trasmite con fidelidad la pena y la desesperanza del protagonista, abandonado por la mina; "percanta que me amuraste", la "catrera que se pone cabrera cuando no nos ve a los dos", expresado en lenguaje bien lunfa, son algunos de los versos que algunas vez conocimos y nunca olvidaremos.
Aquí, además de la letra de Mi noche triste, algunos de los tangos más conocidos de
Contursi:
Bandoneón arrabalero
Caferata
Champagne tango.
De vuelta al bulín
Desdichas
Pobre paica
Flor de fango
Ivette
La cumparsita (si supieras)
La he visto con otro
Mi noche triste
Pobre corazón mío
¡Qué lindo es estar metido!
Ventanita de arrabal
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Pensamos que una manera de desarrollar esta esquemática reseña de los poetas del tango, podría ser tomarlos cronológicamente. Sería también una manera de ir viendo cómo evoluciona la temática y la preocupación de los letristas a través de los años.
Comenzaremos con un compositor menos conocido en la actualidad, pero que tuvo su buena fama en su tiempo: Héctor Pedro Blomberg.
Era hijo de una escritora paraguaya, sobrina del mariscal Francisco Solano López En 1912 publicó su primer libro de poemas, La canción lejana. A fines de la década del '20 comienza a desarrollar una poesía y narrativa popular, vinculada con el radioteatro, el sainete y el tango. Escribió obras en las que mezclaban realidad y ficción, ambientadas en las luchas políticas del siglo XIX entre unitarios y federales.
Entre sus obras teatrales exitosas pueden mencionarse Barcos amarrados,
La amistad con el destacado cantor de tangos Ignacio Corsini lo vinculó al guitarrista Enrique Maciel, con quien escribió gran cantidad de canciones, entre las que se destacan: El adiós de Gabino Ezeiza (milonga), La pulpera de Santa Lucía (vals), La mazorquera de Monserrat(vals), Violines gitanos (tango), Tirana unitaria (tango), La viajera perdida (tango), La que murió en París (tango), Siete lágrimas (canción), La guitarrera de San Nicolás (vals), No quiero ni verte (vals), Los jazmines de San Ignacio (canción), La canción de Amalia (vals), La china de
Presentamos la famosa Pulpera de Santa Lucía, cantada, naturalmente, por Ignacio Corsini, acompañado por guitarras, como Gardel en sus comienzos, de quien fue sin duda un antecedor.
Ahí vemos que el tango (el vals, en este caso), no ha entrado todavía en el suburbio, y permanece en una pulpería, entre gauchos y mazorqueros.
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Penas, ruegos…
Es todo el barrio malevo
Melodía de arrabal
Viejo… Barrio...
Perdoná si al evocarte
Se me pianta un lagrimón
Que al rodar en tu empedrao
Es un beso prolongao
Que te da mi corazón
Cuna de tauras y cantores,
De broncas y entreveros,
De todos mis amores,
En tus muros con mi acero
Yo grabé nombres que quiero:
Rosa, la “milonguita”,
Era rubia Margot…
En la primera cita
La paica Rita
Me dio su amor.
El Malevo
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